Wedekind apuesta por ese interés salvaje que pone en cuestión si está bien o mal lo que sentimos. Ese instinto natural del ser humano en el que se ve oprimido por la familia y la sociedad. Me apasiona la sensación de mostrar a jóvenes valientes que no desean frenar esas ganas y que se enfrentan a los inconvenientes marcados socialmente. Ellos no tienen nada que perder, y prefieren arriesgar que aguantar ese desconcierto, a no saber que sucedería si no lo hicieran. Buscan respuestas, como yo. Siempre me gusta intentar buscar respuestas y cuestionarme. Desean sentir fisicamente lo que les ocurre, desean compartir la atracción, y poner respuestas a miles de preguntas que les rodean por la cabeza.